El Centro Nacional de Experimentación de Tecnologías del Hidrógeno y las Pilas de Combustible será una realidad en 2012
Última modificación 26 marzo, 2019
¿Es el elemento químico más sencillo del universo el combustible del futuro?
El hidrógeno es el elemento más abundante que existe en el universo; el que encontramos en todas las estrellas, también en el sol. Aunque no es una fuente energética principal, sí es un sistema para almacenar y transportar energía, que revolucionará el mundo actual. Con esa visión de futuro, los Gobiernos de España y Castilla-La Mancha trabajan en la creación del Centro Nacional de Experimentación de Tecnologías del Hidrógeno y las Pilas de Combustible, una instalación ubicada en Puertollano, que será única en el mundo y que supone una apuesta decidida por un modelo de desarrollo en el que las energías renovables son protagonistas.
A nivel mundial, el 80 por ciento del consumo energético procede de los combustibles fósiles, cuyas reservas desaparecerán, según los expertos, como muy tarde en los próximos 100 años. Cuando llegue el momento, nuestro planeta tendrá que obtener energía de fuentes renovables que son inagotables.
Fotos: Carlos Moreno
Del hidrógeno sabemos que es el elemento químico más ligero y abundante en el universo y lo encontramos en gran cantidad en nuestro planeta, en combinación con otros, formando parte del agua, el carbón, la madera o el petróleo. La pregunta que se hacen hoy muchos científicos es si ¿podrá ser el átomo más sencillo el combustible del futuro?
La respuesta queda en el aire, pero de momento sabemos que el hidrógeno es un buen portador y almacén de energía. Puede transportar energía, al igual que transportamos la energía en forma de electricidad; pero es que además permitirá que pueda almacenarse, algo que hoy aún no es posible. El hidrógeno se convertirá con estas cualidades en un acompañante de la electricidad, pero en ningún momento será un sustituto de los recursos energéticos.
A nivel mundial, el 80 por ciento del consumo energético procede de los combustibles fósiles, cuyas reservas desaparecerán, según los expertos, como muy tarde en los próximos 100 años. Cuando el momento llegue, nuestro planeta tendrá que obtener energía de las fuentes renovables (agua, sol, aire…), que son inagotables. Estas energías se producen de forma aleatoria, cuando hay sol o sopla el viento, y además están dispersas. Por tanto, los problemas que plantea la energía renovable son que no puede almacenarse y es necesario concentrarla para su aprovechamiento óptimo. En la búsqueda de un almacén energético es donde aparece el hidrógeno, que servirá para que las energías renovables puedan ser utilizadas al máximo.
Estamos en el amanecer de la era del hidrógeno, un elemento limpio e inagotable que permitirá, en el futuro, que nuestros coches o nuestros ordenadores funcionen con la energía del viento y del sol.
En este punto, una sociedad que funcione con energías renovables es imposible sin el hidrógeno, que es un almacén de energía portátil. Cuando generamos electricidad, la corriente fluye, no puede almacenarse, de manera que si generamos electricidad mediante energía eólica o solar, con centrales hidroeléctricas o biomasa, si el viento deja de soplar o el sol deja de brillar o el agua ya no fluye porque hay sequía, la energía se acaba. De esta manera, el hidrógeno se convierte en la mejor manera de almacenar la energía renovable.
Hacia una nueva revolución energética
Foto: Carlos Moreno
Si imaginamos como será el mundo en un futuro no muy lejano, los científicos apuntan que la generación energética estará distribuida y además la energía que se produzca y no se consuma podrá almacenarse en forma de hidrógeno.
Así, en nuestra casa tendremos pequeños aerogeneradores, paneles fotovoltaicos e incluso un espacio para producir biomasa. De este modo, si almacenamos los excedentes en forma de hidrógeno, podremos inyectarlo en nuestro coche del futuro y salir de casa con el depósito cargado. A juicio del director del Centro Nacional del Hidrógeno, Manuel Montes, “caminamos hacia un sistema de generación energética distribuida y activa, porque todos nos convertiremos en productores y consumidores de energía, por tanto en sus administradores”.
Estamos en el amanecer de la era del hidrógeno, un elemento limpio e inagotable que nos permitirá, en el futuro, que nuestros coches o nuestros ordenadores funcionen con la energía del viento y la luz solar. El hidrógeno puede convertirse en el elemento que nos permita saciar la sed energética del planeta, que no puede ser satisfecha con energía fósil como el petróleo, que lejos de ser inagotable, es un recurso finito.
Los costes de los combustibles fósiles y los niveles de sus reservas determinarán la implantación de esta nueva filosofía energética en el planeta Tierra. En este punto, estamos ya viendo los inicios de la era del hidrógeno, con la creación de prototipos de coches que incorporan pilas de combustible para utilizar hidrógeno.
Los Gobiernos de España y Castilla-La Mancha trabajan en la creación del Centro Nacional de Experimentación de Tecnologías del Hidrógeno y las Pilas de Combustible, que estará ubicado en Puertollano (Ciudad Real) y será una realidad en 2012.
Los grandes retos de cara a que este sistema se generalice pasan por la necesidad de que el precio de la tecnología baje y para esto es necesario que se fabrique. Al mismo tiempo, es requisito que haya hidrógeno en el mercado y que existan coches que funcionen con pilas de combustible y también hidrogeneras para llenar esos depósitos. Esto, sin olvidar que el hidrógeno no es un recurso energético, no está en la naturaleza como el carbón o el petróleo, sino que hay que obtenerlo a través de distintas fórmulas. Ya que podremos almacenar los excedentes de la energía renovable en forma de hidrógeno, no hablamos de un gasto, sino de una inversión de futuro.
De este modo, es posible que estemos asistiendo a los primeros pasos de una nueva revolución, similar a la que en su día supuso la máquina de vapor o el carbón, ya que el hidrógeno y las nuevas tecnologías de generación distribuida por medio de pilas de combustible, junto con la revolución informática y las telecomunicaciones, pueden crear una era nueva, lo que los científicos llaman la economía del hidrógeno.
El Centro Nacional de Tecnologías del Hidrógeno y las Pilas de Combustible
Ante la necesidad de impulsar la tecnología del hidrógeno, los Gobiernos de España y Castilla-La Mancha trabajan en la creación del Centro Nacional de Experimentación de Tecnologías del Hidrógeno y las Pilas de Combustible, que estará ubicado en Puertollano (Ciudad Real) y será una realidad en 2012.
“Vamos a construir una instalación única en el mundo de hidrógeno ligado a las energías renovables, en la que también se ayudará a introducir el hidrógeno desde el presente, dando pie a la entrada de nuestra industria en el sector”, destaca wl director del Centro Nacional del Hidrógeno, Manuel Montes.
En esta instalación se llevará a cabo el desarrollo de prototipos, por parte de las empresas, en los que tiene cabida la tecnología del hidrógeno. Por tanto, desde el Centro estimularán que los grupos de investigación desarrollen su tecnología y la integren con otras, de modo que las industrias obtengan el producto que más les pueda interesar. “El centro hará la función de bisagra entre el mundo de la investigación y el mundo empresarial”, resume su director. “Al tiempo que tendremos a grupos de investigadores desarrollando tecnología, trabajaremos con empresas haciendo uso de esa tecnología para diferentes fines; todo ello dirigido a las energías renovables”, afirma Manuel Montes.
En España ya existen empresas dedicadas a la fabricación de pilas de combustible, un tejido empresarial que desde el Centro Nacional potenciarán para que siga creciendo, incentivando nuevas líneas de negocio y nuevas empresas, lo que se traducirá en la generación de una nueva cultura energética. Con estas miras, desde el Centro están abiertos a la posibilidad de crear empresas de base tecnológica para que después formen parte de este tejido industrial.
Diferentes líneas de trabajo
En la futura instalación científica se trabajará en varias líneas. La primera, la producción simultánea de hidrógeno a través de varias fórmulas (mediante el proceso denominado electrólisis, a partir de biomasa o de energía solar de alta temperatura). Otra unidad de I+D+i se encargará de todo lo relativo al almacenamiento de este hidrógeno que se ha producido. En este punto, hablamos de un gas con mucho volumen, por lo que se procurará comprimirlo, licuarlo o almacenarlo, de modo que ocupe menos espacio.
Tras producirlo y almacenarlo, en el Centro estudiarán también su utilización en diferentes dispositivos, pero enfocando hacia las pilas de combustible, que son sistemas de co-generación energética, es decir, producen electricidad y calor. En este departamento van a estudiar cómo llegar a eficiencias altas con estas pilas, aprovechando la electricidad, pero también le energía térmica, el calor, que producen. Cada tipo de pila de combustible (alta, media y baja temperatura) está pensada para unos fines determinados, desde su uso doméstico, en un vehículo, en grandes edificios, hasta para barrios completos o pequeñas poblaciones e incluso para conectarse a las grandes redes de transporte y distribución eléctrica o en fábricas o industrias en general.
El director del Centro prevé que en sus instalaciones haya 170 personas trabajando, a las que se añadirá otro 30 por ciento de plantilla compuesta por investigadores y trabajadores de empresas que vengan al Centro a experimentar con sus propios avances científicos y tecnológicos.
El cuarto campo de trabajo, el de la integración, trata de responder a la pregunta de ¿cómo utilizo el hidrógeno y las pilas de combustible en los sistemas energéticos del futuro? Para ello, los expertos contarán con instalaciones auxiliares de demostración y se encargarán de la realización de prototipos y puesta a punto de procesos de fabricación.
“En este centro habrá huecos para que vengan los investigadores e instalen sus equipos de ensayo que produzcan, almacenen y utilicen el hidrógeno de manera integrada en otros sistemas; tendremos multitud de experimentos funcionando que se van a nutrir unos de otros”, explica el director del Centro Nacional del Hidrógeno y las Pilas de Combustible. Esta es una de las ventajas que ofrecerá el futuro Centro; otra, la disponibilidad de hidrógeno para estos equipos científicos.
Un centro que ya es generador de conocimientos
Foto: Pepe J. Galanes
Estamos en el amanecer de la era del hidrógeno, un elemento limpio e inagotable que nos permitirá, en el futuro, que nuestros coches o nuestros ordenadores funcionen con la energía del viento y la luz solar.
Su director prevé que en sus instalaciones haya 170 personas trabajando, a las que se añadirá otro 30 por ciento de plantilla compuesta por investigadores, trabajadores de empresas que vengan al Centro a experimentar con sus propios equipos. De la misma forma, los profesionales que formen parte de la plantilla del Centro tendrán que ir a las empresas para que sus expertos conozcan cómo funciona la instalación. “Vamos a formar entre todos un equipo; el Centro será como un hospital para un cirujano, que cuenta con sus manos y su conocimiento, y encuentra en el centro sanitario lo que necesita para trabajar: enfermeros, bisturís, quirófanos y demás servicios”, dice Manuel Montes.
Respecto a la cualificación de estos trabajadores, en el Centro no se pretende congregar a los expertos en la materia, sino captar personal de diferentes especialidades para formarlo en la tecnología del hidrógeno. “No podemos desplazar a los investigadores de los grupos que ya existen, lo que tenemos que hacer es poner los gérmenes para que el sistema crezca, generar personal formado”.
En este punto, a pesar de que la instalación aún no se ha construido, los trabajadores del Centro participan y coordinan ya varios proyectos, de modo que cuando la infraestructura abra sus puertas, sus trabajadores ya cuenten con experiencia. Las previsiones apuntan que en abril de 2012 el Centro Nacional de Experimentación de Tecnologías del Hidrógeno y las Pilas de Combustible será una realidad y además estará operativo. “En estos dos años mientras ponemos los ladrillos físicos, estamos poniendo también los ladrillos del conocimiento, tenemos que formar a nuestro personal y también trabajar en las buenas relaciones con las empresas y las administraciones”, comenta su director.
La inversión que conlleva este centro asciende a 135 millones de euros, incluyendo su mantenimiento hasta el año 2021, aportados a partes iguales por los Gobiernos de Castilla-La Mancha y España. Este Centro se ha creado como un consorcio entre el Ministerio de Ciencia e Innovación y el Gobierno de Castilla-La Mancha, y se enmarca dentro del mapa de instalaciones científicas y técnicas singulares del Gobierno español.
El Centro será autosuficiente desde el punto de vista energético, convirtiéndose en gestor de la energía que obtenga del sol y el viento. Se estructurará en forma de tres espacios diferenciados, con mucha superficie de tejado para captación solar, y, puesto que liberará calor y electricidad, que se pretende aprovechar, encontraremos en sus inmediaciones sistemas de disipación de calor. También veremos pequeños aerogeneradores en esos 40.000 metros cuadrados en los que se instalará este Centro Nacional de Experimentación en Tecnologías del Hidrógeno y las Pilas de Combustible que se convertirá en una referencia internacional.
Elena Díaz Funchal